martes, 12 de mayo de 2009

...REENCUENTRO SORPRESIVO...

Te esperé, y por mucho tiempo. Pude captar que estarías de visita ya que habitualmente tu amigo termina despeinándome con un aroma que mezcla lo tibio con lo frío. Me encantó sentir que por fin nos reencontraríamos. Te extrañaba. Recuerdo que no te veía de aquel día en que nos despertaste a mí y a víctor. En esa ocasión no tuvimos tiempo de entablar conversa, solo nos dedicamos a reír. Pero ahora sabía, que apenas nos viéramos las caras, tendríamos la oportunidad de decirnos todo. Es por eso quizás que bastara con que saliese a la intemperie para que te hicieras ver. Sabía que me esperabas a mí. Te reconocí al instante cuando me cantaste con tu saludo acogedor plasmado en esos charquitos diminutos. Esperé que te hicieras ver por casi completo. Recuerdo que me detuve a mirarte. Y tú también lo hiciste. Cerré mis ojos y partí diciéndote lo mucho que te extrañaba. Me bastaron segundo para reprochar lo mucho que me tenías abandonado. Aun así no aguanté las ganas de desahogo y matamos el tiempo perdido. Hablamos, y te conté lo solo que me sentía. Lo tanto que necesitaba que me escucharas, porque solo tu y la ampolletita gigante en su entorno bohémico saben como hacerlo. Agradezco tu presencia siempre que lo haces. Sabes que calmas de una manera única mis temores, y que me heces sentir la inmensidad del mundo bajo mi descomunal arranque de catarsis. Te lo reconozco una vez más, esperando tu regreso sorpresivo que siempre me agrada.

Hoy de paso me topé a la lluvia, pudimos hablar.