miércoles, 25 de noviembre de 2009

LOS SECRETOS DE LA NATURALEZA (O EL OPTIMISMO DEL SANTO REMEDIO)

Y tan viejos como el tiempo en que las culebras andaban paradas, los secretos de naturaleza subsisten en la medicina casera o la receta bruja que corre como un recado entre mujeres, entre viejas que promueven este otro saber, tan incierto y poco científico que la medicina tradicional mira con desdén los secretos curanderos de la farmacia doméstica.Hay algo de magia, de ritual, de encomendarse a la fe ciega de estos tratamientos que como condición fundamental, exigen el rezo de alguna manda: «Si usted no cree, no lo haga»; «Dios sabe más y averigua menos»; «La fe mueve montañas», y otros clichés populares sustentan los hilos invisibles de esta medicina piñufla, que siempre acompaña como familiar pobre al científico saber. Así, los secretos de naturaleza despliegan su eficacia solamente en quien se entrega de corazón al masaje del «sana, sana, potito de rana», y luego con la fe ciega como estandarte, usted verá aliviado su dolor. Al igual que la mano que se esconde con vergüenza ocultando esa enorme verruga, no hay mejor remedio que amarrar el grano con un crin de caballo hasta cortarlo y desaparece para siempre. Y si no resulta, pínchela con una aguja desinfectada y empape la sangre de la verruga con una miga de pan que luego tirará a los perros. Santo remedio. Y si usted sufre de ciática, y esos dolores de ríñones no lo dejan sentarse, amarre a su cintura una lana de color rojo hasta que se alivie. Ahora que si usted sufre de calambres en las piernas por la noche, lo mejor es dar vueltas los zapatos con las suelas hacia arriba. Santo remedio. Si por desgracia, le viene una hemorragia nasal, tome la llave de la puerta y póngala en su hombro izquierdo si la sangre fluye por la fosa derecha; invierta el proceso si es al revés. Santo remedio. Si ese dolor de cabeza no lo deja pensar, recurra a las rodajas de papas pegadas en la frente, se verá como un extraterrestre, pero santo remedio. Ahora, si usted quiere echar a esa visita pegote que se instala todo el día en su casa, ponga la escoba detrás de la puerta con las ramas hacia arriba. Santo remedio. Y si desea que no vuelva más, sin que este paracaidista se dé cuenta, tírele tres veces sal por la espalda. Cuide que no la pillen porque usted puede quedar con un ojo en tinta. Para que los perros dejen de aullar en la noche, repita tres veces: «Santa Ana parió a María, Santa Isabel a San Juan, por estas cuatro palabras los perros se han de callar.» Santo remedio. Si su casa es un infierno, y desde la mañana empiezan los dimes y diretes, y las mochas y peleas no dejan vivir en paz a su familia, tome un ramo de palma bendita y la quema en las cuatro esquinas de su hogar, diciendo: «Que salga el mal y entre el bien como entró Jesús a Jerusalén.» Santo remedio. Si usted sufre por los pies helados, corte una plantilla de papel de periódico, empápela en mostaza y póngala en sus zapatos. Y si con esto le salen hongos, remójese los pies en orines frescos, y si persiste el mal olor, lávese las patas y no sea cochino. Santo remedio. Para que no le ojeen esa hermosa planta que usted cuida como guagua, amárrele al tallo una cinta roja. Ahora si usted tiene una guagua, que aunque sea fea no quiere que le causen mal de ojo, haga lo mismo, pero no le amarre la cinta al cogote porque la puede ahorcar. Si usted anda a patadas con el águila con el esquivo billete, ponga nueve granitos de trigo en su billetera. No se va a ganar el Kino ni el Loto, pero puede hacer una sopita de trigo en caso de apuro. Santo remedio.En fin, son miles de cuentos terapéuticos y narrativas de la magia popular que se usan para apalear el agresivo pasar de estos tiempos de la injusticia legalizada por el mercado. En todo caso, probando secretos de naturaleza nada se pierde, una cruz de palqui a la entrada de la puerta, o la cariñosa matita de ruda para verdear el porvenir, no son recetas tan caras, y aunque no cambian su vida en un ciento por ciento, mantienen la llama amarilla de la inocente fe, en el tierno augurio de soñar un milagro.


ZANJÓN DE LA AGUADA - PEDRO LEMEBEL

OBSERVO ROSTROS Y VEO CORAZONES…

Hablando, recordando, retomando…volviendo a considerar el ahogo, que ya no me asfixia en lo actual. Es así como se generan lazos, pautas de la confianza, de crear espacios de confiabilidad, de neta amistad. Observo rostros y veo corazones, puros por cierto, sin esmalte, sin caretas. Sigo observando, palpando, acariciando…sintiendo la necesidad de abrazar, enternecer y proteger. Porque es innato, solo nacen…casi como el amor, pero que no lo es por todo ciego. Casi como un arrebato, casi reaccionario, casi alborotado. Observo rostros y veo corazones. Corazones que siento palpitar cada vez que los abrazo al saludarlos, despedirme, o simplemente por cariño. Corazones que me no me hacen dudar ni un segundo de su lealtad. Corazones que pasan a ser algo más importante que mi propia vida. Porque son un pilar…un apoyo…un sostén…más que eso…son mi base.

Anoche observé demasiados rostros…reconocí corazones. Sentí la conexión sincronizada de mi palpitar con los suyos. Reconocí que sin ustedes mi vida sería un eterno camino lúgubre y sin compañía…por que sé que la amistad es incondicional, no se compra, ni es forzada. Solo se miran rostros y se ven corazones.

SIN DECIRTE QUE TE AMO...

Decir te amo es un sentimiento innato que se expresa cuando se siente, justamente como cada cosa que hago y razono. A veces realizo cosas que no sé como reconocerlas. A veces no sé como controlar mis impulsos. A veces siento que esos impulsos no son más que palabras, gestos y demostraciones de lo que me llenan y me hacen desahogar cada incontrolable anhelo de escapatoria. Intento cada día convencerme de lo malo que es no saber lo que tengo hasta alguna vez perderlo. Intento cada día poder explayar mis sentimientos de la manera que sea. Me siento conforme al no salir de mi casa sin antes mirar mis bienes, por muy materiales que estos sean, siguen siendo las pertenencias que yo elegí. Me siento satisfecho al no salir de mi casa sin antes despedirme de mi mamá diciéndole que la amo. Disfruto lo más que puedo el tiempo que comparto con mi sobrino y grabarme cada cosa que habla y aprende. Le saco el jugo al tiempo que disfruto con mis amigos, al igual como lo gasto diciéndoles lo realmente importante que son en mi formación como persona.

Las cosas palpables y sensitivas son una de mis debilidades. Cada vez que paso por un lugar recién roseado con agua, inhalo el aire llenándome los pulmones de ese olor a tierra mojá. En otoño, cuando comienzan a caer las hojas, me voy pisando cada una de ellas esperando encontrarme con la más crujiente. Cuando llueve, intento siempre posicionar el frontis de mi cara en dirección directa a la lluvia. Cuando el viento sopla fuerte extiendo lo más posibles mis brazos simulando ser un pájaro, acompañado de un fuerte grito. Cuando como, prefiero las frutas y verduras remojadas en agua sin aliñarlas, ya que así puedo sentir en toda su magnitud las sensaciones naturales de sus sabores. Al momento de comer, evito usar utensilios, creo que se disfrutan de mejor manera cuando se comen con las manos, sobre todo cuando lo hago sentado en el suelo.

La música. Cada letra y sonido me llenan de tal manera que me transportan, elevan y dirigen aun mundo del cual solo comparto conmigo mismo.

Para mí, todas estas cosas no son meros arrebatos. No creo sentirme distinto o extraño por hacerlas. Muy por el contrario creo sentir que son los demás los que no saben aprovechar estas simplezas. Soy un convencido de que las cosas vienen y van. Lo material no lo es todo. Pienso seguir aprovechándome de las cosas simples y gratis que nos van quedando. Pienso que el día de mañana no quiero perder algo sin antes haberlo disfrutado. Mucho menos quiero arrepentirme de algo que no hice.

No quiero despedirme de ti, sin antes decirte que te amo.

A PESAR DE LO INALCANZABLE

Pequeño, indefenso, imposibilitado, soñador. Aun así no pierde la esperanza, se la ingenia, no existe límite. Quizás es un ejemplo. Quizás una enseñanza. No importa si no tenemos alas. No importa si son cortas. Solo importa que de alguna u otra manera podemos volar, podemos dejarnos llevar, sentir el viento fuertemente en la cara, sentirse libre, sentirse único en la inmensidad del mundo. No importa si no tienes alas, solo hay que dejar atrás el sueño plasmado en esa lágrima de triunfo, en la lágrima de alegría, en la lágrima de libertad.

Se llaman Apterix pero se les conocen como kiwis. Son aves no voladoras, pequeñas e incluye los ratites de menor tamaño de la actualidad; tienen aproximadamente el tamaño de una gallina. Su origen evolutivo es todavía incierto.

http://www.youtube.com/watch?v=sdUUx5FdySs

CONDENSAR EL MOMENTO

Mirar, observar, simplemente envidiar. Envidia sana obviamente. Envidia de la que no se involucra, solo aguza los sentidos utópicamente. Reconocer que el frío lo hace aun más tentador, y que la lluvia termina por agotar el último recurso de esperanza. Compartirlo, esa es la idea. Envidiarlo de a dos. Juntos. Tú y la otra persona. Calmar el aire. Apretarlo. Condensar el momento. No es mucho lo que se pide. Solo ese momento íntimo, de disgustar el instante, creerlo propio, hacerlo partícipe de la dualidad. Esto, esto es envidiable.

Siempre he dicho que el abrazo no se niega, que el abrazo es la manera más simbólica e instintiva de los sentimientos, que ni aun así los besos lo reflejan. Es sincero.

En tardes como estas quisiera un abrazo. Así podría dejar esa envidia y hacerla propia. Compartirlo, esa es la idea. Envidiarlo de a dos. Juntos. Yo y la otra persona. Calmar el aire. Apretarlo. Condensar el momento.

MIS MEMORIAS Y MIS RECUERDOS

Recuerdos de mi niñez: Fue muy linda e inolvidable junto a mi padre que nunca me maltrató. Fuimos una familia de 5 hermanos. Muy unidos. Él era agricultor. Nací en la ciudad, me crié en el campo. Recuerdo lo lindo que fue estar junto a él, preparando la tierra para sembrarla y después cosecharla; sacar leche a las vacas, ver el nacimiento de los animales, y verlos crecer es algo que nunca olvidaré. Me gustaba mucho mucho. Correr a caballo, siempre contemplando las siembras con mi padre.
Mi padre murió cuando yo tenía 12 años. Fue algo muy fuerte para mí. Una pena muy grande. Y ahí terminó mi niñez.
Pasaron 4 años y me casé. Tenía 16 años. A los 17 fui mamá de una linda niña, algo que nunca olvidaré.
Soy viuda. Mi esposo fue un hombre muy responsable. Formamos una familia de 13 hijos. Cumplimos 49 años juntos sin separarnos nunca, con altos y bajos, pero salíamos adelante con nuestra familia siempre. Protegiéndolos sin maltratos ni violencia. Todos tuvieron estudios, ninguno es analfabeto. Él falleció el 17 de septiembre de 1993.

Los hijos dan alegrías y penas.

Ante el mundo estoy sonriendo, pero mi corazón está muriendo.

LIRIA VERGARA, TENGO 80 AÑOS.

SORPRESA

A pesar que me arruinó el panorama, no cambio la sensación de arrullo, con la que me mece en un armonioso sonar en mí alrededor. La caída casi uniforme con la que golpea me tranquiliza. Me eleva. Casi inexplicable. Casi delirante. Me arruinaste el panorama, pero no te cambio. Me arruinaste el panorama, pero me convenciste de quedarme para idolatrarte. Todo estaba planeado, sería una divertida noche de liberar tensiones, pero la lluvia llegó de sorpresa.