miércoles, 25 de noviembre de 2009

MIS CUENTOS STGO EN 100 PALABRAS

ANUNCIO (cuento 1 stgo en 100 palabras)

La vibración y el sonido gradual de la alarma me anuncian que son las 06:0 AM. Mi cuarto está oscuro y me anuncia que aun es de madrugada. El resonar tímido del techo me anuncia que llueve paulatinamente. Un segundo respiro a mi lado me anuncia que no dormía solo. Una luz roja anuncia el láser del Mouse. Una luz amarilla anuncia los parlantes activos. Una luz naranja anuncia la pantalla en reposo. Y una luz tenue el verde de tus ojos; me anuncian que es hora de levantarse.


PRIMAVERA (cuento 2 stgo en 100 palabras)

Estación Tobalaba, dirección plaza de Puente Alto, último tren. Se abren las puertas y quedo sentado justo en frente de ellas. Frente a esos mismos pares de ojos que cada noche se reflejan los unos en los otros. Se dicen que se aman.
Hoy es viernes, la misma estación, el mismo horario; ha terminado el otoño. Solo se le ve a una de ellas con el rubor de sus ojos destilados en sus mejillas; delatan que la canción le miente, porque para ella no pasa ligera, la maldita primavera.


REENCUENTRO SORPRESIVO (cuento 3 stgo en 100 palabras)

Te esperé, y por mucho tiempo. Pude captar que estarías de visita ya que habitualmente tu amigo termina despeinándome con un aroma que mezcla lo tibio con lo frío. Recuerdo que no te veía de aquel día en que nos despertaste a mí y a víctor. Te reconocí al instante cuando me cantaste con tu saludo plasmado en esos charquitos diminutos. Sabes que me heces sentir la inmensidad del mundo bajo mi descomunal arranque de catarsis. Te lo reconozco una vez más, esperando tu regreso sorpresivo.
Hoy de paso me topé a la lluvia, pudimos hablar.


PARA HUGO (cuento 4 stgo en 100 palabras)

Me dijiste, ves ese puntito de allá arriba, es una estrellita, te la ganaste. Yo te miré y te dije, ves eso oscurito de allá arriba, ese es el cielo, es tuyo, y para mí te lo ganaste.


NADA, CONCLUÍ (cuento 5 stgo en 100 palabras)

Salí de clases pensando que tanto llegaría a costarme olvidarte. No tardé en llegar al parque Bustamante y tirarme en el pasto a solo taparme la cara con los brazos. En algún momento cedí a abrir los ojos. Apenas lo hice tuve la dicha, por primera vez, de reconocer esa plantita a la cual le adjudican suerte, de esas que extrañamente tienen 4 hojas. Me pregunté si de verdad me quería; fue entonces cuando tomé ese cuerpo verde y lo eché a la suerte, comencé a deshojarla; te quiero; mucho; poquito; nada, concluí.

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